Que injusto sería juzgarte por tu pasado, si aún no pude dejar atrás el mío. Ya no creo que sea mi condena, pero si me ata, si me encadena. Puede este atarnos a una persona, un hecho, un recuerdo, una creencia, a tal punto que nunca vamos a poder soltarnos.
Que difícil puede ser pedir perdón, es como si se te resecase la faringe y tus cuerdas vocales se entrelazasen en una batalla eterna por su libertad. Pero cuando al fin puedes pronunciar esa palabra, es como si un río de montaña te recorriese por dentro y se alivianase el alma.
Por que con solo tu aprobación me alcanza, si es contigo con quien quiero pasar el resto de mis días. Ahora puedo sentirme aliviado, me atraganto con la corriente y vomito de felicidad, me ahogo y mis ojos se llenan de río que baja como por laderas sobre mi cara.
El peso del pasado se alivianaba, ahora podía volar más alto.
A veces necesitamos explotar y vaciar eso que tenemos dentro y no nos deja ser, que nos ata y envenena cada día un poco más. Al hacerlo, nos sentimos que podemos seguir adelante, aunque sabemos que nunca nada volverá a ser como antes.
A veces asocio al pasado con una mochila que llevamos a cuesta, es tan cual como lo expresas, una vez que explotas y vacias esta mochila con todo lo que venias trayendo a cuesta se siente un pequeño gran alivio aunque en el fondo sabemos que todo cambio y nada sera como lo de antes..
ResponderEliminarMe quedo con algo del principio:
" Que injusto sería juzgarte por tu pasado, si aún no pude dejar atrás el mío"
Muy bueno Ale!! Segui asi! Abrazo
NicO