El asesino de papel

Cuando leemos un buen libro podemos llegar a tal punto de sumergirnos tanto en el que no podemos dejarlo, leer en cualquier parte, en un colectivo, en el baño, nos atrapa nos llena de suspenso, de intriga, de emociones.

Un día escuchamos que va a ser producida su película y estaremos expectantes, ansiosos de que llegue el estreno para correr a sacar el boleto de cine y ver su interpretación.

Pero, que pasa cuando no cumple nuestras expectativas, cuando un director por querer resumirla en dos horas asesina la trama, los detalles tan simples pero indispensables que generan ese clima. Cuanta indignación, bronca o rechazo. Como permite el autor que su obra sea victima de la popularidad, de un “negocio”.

Un ejemplo claro paso con el reciente film de Ron Howard, basado en libro Ángeles y demonios de Dan Brown. Una obra llena de magia, de suspenso en la que al rodar se dejaron fuera múltiples detalles que para quien tuvo el placer de leerlo resultó un fraude.

¿Quién es Silvano? Por dios, era el director del CERN. ¿Pero no se llamaba Maximilian Kholer? Era el físico y estaba en silla de ruedas ¿Dónde quedó la silla? Ni hablar del quinto elemento de los símbolos Illuminati, era el diamante que reunía a los otros cuatro ¿de donde salieron esas llaves? ¿Y los shorts de la Dra. Vetra? Había tenido problemas el vaticano para ingresar con ellos y en el film estaba en pantalones, ni hablar de que en el libro se la describe como una mujer hermosa con unas piernas increíbles, ¿alguien puede decirme donde está la mujer hermosa?. El hombre asesinado en el CERN al comienzo era el padre de Vetra y NO un colega, que risa. Y en el final Acaso Langdon ¿no subía con el Carmalengo al helicóptero? 

...y así podríamos seguir con otros cientos de detalles.

¿A caso tienen algo que refutar?