Esta mañana desperté, creí que aun estaba soñando y es que de mi espalda habían crecido dos alas tupidas de plumas. Sin tiempo a pensarlo, como por instinto, salí volando por mi ventana alejándome de casa, de mi familia, mis amigos, de mi barrio y mi ciudad.
Volé alto, luego un poco mas, y me perdí en la inmensidad del cielo por que por primera vez me sentí libre, que podía hacerme de todo lo que mis ojos veían en todo su esplendor.
Ya de noche, volví a mi ventana y ya no estaba, mi cuerpo se había ido, lo había abandonado para siempre. Comprendí que este no era mi lugar, ya me marcho.
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