domingo, 1 de mayo de 2011

Migajas de pan de ayer



La mañana de hoy, nada menos que en el Día del Trabajador, dos palomas grises se posaban en un alero de La Catedral del centro de Córdoba; discutían y se cuestionaban de manera poco enérgica como en menos de cincuenta años, pasamos de ser una de las emergentes potencias del mundo moderno, con una economía creciente, un territorio basto de recursos naturales y una educación envidiable a un tercer mundo que parece no poder salir de un desmoronamiento incesante. En qué momento su pueblo se había vuelto tan permisivo y quieto, tan conformista a veces y ciego demasiadas otras.

Amaneció el Primero de Mayo con un cielo gris y un viento frio y penetrante, que reflejaba el descontento de los que día a día ellas ven pasar caminando por la plaza yendo a sus trabajos, buscando un sustento, con el aliento y el cuerpo pesados pero con esa esperanza en el alma por lo que sentimos por nuestra tierra a la que amamos y queremos ver resurgir y brillar.

Sin embargo para ellas, siempre hay alguien que como de costumbre viene a sentarse en uno de los bancos de la plaza a descansar un poco y compartir un poco de maíz o unas miguitas de pan duro. Entonces ellas bajan, hacen su gracia y nunca les falta el pan.

Buen provecho y… ¡Que viva La Patria!