miércoles, 19 de enero de 2011

El cuarenta y cinco


H
ay momentos que se pierden en el olvido y cosas que puedo llegar a olvidar en un momento. Sin embargo, eso que nos separaba, al mismo tiempo era pura conexión entre los dos. Y así, intentaba crear poco a poco lo que sería una noche inolvidable.

Tenía un hermoso cuerpo que parecía moldeado por un poder divino y un carácter tan fuerte que podía olerse aún estando resfriado. Pero si algo tengo que destacar, es su gran alma de compañero.

Y ahí estábamos lo dos, nada mas que el nos separaba y nada nos unía mas. Disfrutamos de su compañía sorbo a sorbo, se despidió y nos dejó solos para que pudiésemos estar mas cerca que nunca, nadie mas que nosotros, solos los dos.

¡Salud!